martes, 23 de mayo de 2006

Vampiro - Relatos de Vampiros

VAMPIRO
Magglioni Guiral

Un día turbio donde veía llover a través de mi ventana vi una vieja casa que está a pocos metros de la mía, de la cual dicen que hay un personaje tenebroso. El aspecto de la casa es muy lúgubre sus puertas y ventanas tienen una asombrosa forma gótica y en cada uno de sus extremos dos grandes y temibles gárgolas que parecían que estuviesen con vida propia. Al ver esta vieja casa me daba una sensación de angustia ya la vez una enorme tranquilidad, pero aún no recuerdo haber visto a alguien dentro de aquella casa, desde mi ventana se puede apreciar el movimiento de objetos dentro de ésta, es más, no recuerdo lo que ha sucedido últimamente en este lugar.

Me alejé de la ventana para dirigirme a mi habitación cada paso que doy me oprime el pecho y me corta la respiración, siento la presencia de alguien en la habitación pero al irrumpir en ella no había nadie. En ese momento sentí como golpes de tambores retumbaban en mi cabeza, unas imágenes que llegan a mi mente de cómo en aquella habitación murió mi amada atravesada por una daga en su corazón. Pero aún siento su presencia, su dulce mirada al contemplar el firmamento su sonrisa cálida, y sus tiernos labios al besar mi cuello.

Al recordar con amargura lo sucedido bajé al desván para acordarme de aquellos momentos bellos que con ella pase, aquellos momentos que se fueron y no volverán. Al llegar al desván llegan con el mas recuerdos. Pero son más tormentosos, en ellos me encuentro corriendo hacia la vieja casa del frente esperando encontrar allí a mi amada aun con vida. Dentro por ese desván subo deprisa las escaleras y en tal momento veo a mi amada atravesada por una daga en el corazón, pero aun hay más, me asomo por la ventana y miro que la gente está levantando enormes murallas hechas de espejos alrededor de esta vieja casa.

Despierto de este extraño trance y salgo corriendo de mi casa para comprobar si es cierto lo que mi mente vio. Al salir veo con gran asombro que la vieja casa que esta a pocos metros de la mía es la misma casa de la que yo salí, era un reflejo de la casa en un duro espejo, pero con la diferencia de que en el espejo no me podía ver; así comprendí que aquel personaje al que todos le temían era yo. Ahora se que en cada puesta de sol he de levantarme de mi tumba fría a contemplar por la ventana una vieja casa que esta a pocos metros de la mía. Y vivir lo que ya viví cada atardecer, con el bello recuerdo de mi amada.

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