viernes, 9 de junio de 2006

No más que amor libre - Crónica

NO MAS QUE AMOR LIBRE
Magglioni Guiral

Bebiendo de una botella de vino, contemplo su contenido y pronuncio en voz alta “a ella no le gustaba que yo bebiera”, mas hoy no esta aquí, pero igual el trago está amargo y mi cuerpo lo rechaza.

Sentado en una mesa, su recuerdo hace que pase los días sumido en una espesa miseria. Su presencia me mortifica pero me da vida, es un sentimiento muy difuso, doliente y embellecedor. En este momento ya se a puesto el sol, con gran desesperación sigo bebiendo al no encontrar el motivo por el cual de mi lado se alejó, y con un muy riguroso sigilo, verifico aquel pasado que me atormenta.

En un instante veo pasar lo transcurrido con ella sobre mi botella. Me encuentro junto a una nena que me tiene un tanto loco, ubicados en la terraza de su casa divisando el panorama y hablando de lo jodido que está este país. De un momento a otro pasa un maldito mosco que se introduce en mi boca y pasa hasta mi garganta causándome un severo ahogamiento, que no cesó hasta llenar mi garganta de grandes y extensos buchonados de agua.

Ella riéndose, me ve y lo único que se le ocurre decirme es “POR QUÉ”, a lo que ella misma responde “POR HUEVITA”. Estallando en risa y un desconcierto por sus palabras, su cuerpo se acercó a pocos centímetros del mío, terminando en un complejo pero deliberado beso.

Al continuar recordando me fijo que teníamos muchas diferencias que nos separaban, pero ahí estaba el picante que nos une. Ella, amante del reggae, amiga de la ensalada y protectora de los animales, junto a mi “un enviado de los mismos infiernos” como ella me ve cada vez que agito mi cabeza, con gran alegría, al oír un disco de Kilcrops. Y aun así, con todo esto, éramos inseparables, o eso pensábamos.

Al cabo de unos minutos seguí bebiendo y seguía recordando. En una ocasión muy poco usual, un descuido monumental ocasionado por el afán, ella confundió una bolsa con implementos de trabajo con una llena de basura, que llegados al lugar descubrimos esta “cagada”. Ahora era mi turno de reír y de forma sarcástica decir “POR QUÉ” a lo que con gran conjetura respondí “POR HUEVITA” a lo que sin dudar ella contestó con una risotada de grandes proporciones.

Me detuve un momento y dije “pero si la pasábamos tan bien qué sucedió”. Sin perder de vista mi vino y con una cierta amargura de felicidad digo “nos amábamos pero no queríamos estar atados a lo que todos llaman amor, libres de todo compromiso solo con el fin de de disfrutar el momento”.

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