VACAS
Ivonne Rodríguez
Y vi las vacas volar. No, no era una locura, realmente las vi volar.
Tal vez sí era una locura, pero si no era las vacas quienes volaban, ¿quienes eran? Otra vez estoy preso de mis locuras, ¿o tal vez de mi no locura? A razón de buscar en las memorias de mi vida sin encontrar mayores líneas, me he puesto en la tarea de descubrir mi vida.
Tal vez como poeta, tal vez como loco, o tal vez seguiré siendo un ingeniero. Atado a lo que me enseñaron, ¿pero acaso esta locura no es fruto de lo que en casa me enseñaron?
Mi casa, ¡ah lugar aquel, donde aprendí lo que no debo hacer! ¿Dónde quedó lo que sí realmente debo hacer?
¿Y las vacas? ¿Cuáles eran las vacas? No, otra vez no.
Retornemos a mis inicios, que se construyeron como un montón de retazos. De ellos lo único que saqué fue una cobija, como esas de colores, con muchos, muchos remiendos. ¿Y acaso así es mi vida?, un conjunto de recuerdos atados unos a otros de forma casi ilógica, pero con la avenencia de mi madre.
Ay, mi madre, ¿dónde estas? Tal vez rezando para que esta locura de ver las vacas no me atormente más. Tal vez contándole a todo el mundo que no eran vacas, que eran ovejas, por aquello de los sueños. O tal vez disculpándose por ser lo que no debería ser, en una sociedad donde nada puede ser como lo que es, pero simplemente es.
Prefiero las vacas.
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