lunes, 5 de junio de 2006

Sólo Sonido - Relatos Eróticos

SÓLO SONIDO
Carlos Alberto Zea

Flaccidez, estrechez, frigidez. Todo lo que lograron a lo largo de la noche fue tocarse. No paso nada. Nada de nada; o al menos nada de aquello. Una vez en la sala, luego de enseñarle su equipo, de sonido. De alardear un poco con su gran colección: baladas comerciales, rock industrial y algo de cámara, el galán se dio a la tarea de seducirla. Antes, por si acaso, exhibió un CD de vallenatos.

La niña fingía interés en los grupos y todo lo que el galán le decía acerca de las historias y los premios, mas como él, todo lo que deseaba era un buen polvo, y rapidito, es decir, que se diera prisa, sin rodeos; por si no se daba cuenta, no hacia falta. Pero el galán no podía saltarse los pasos. Sus opciones se reducían a las de un partido profesional; empatar, ganar o perder. No importa el resultado, antes había que izar el pabellón, cantando el himno nacional.

Niña era espléndida. Sus proporciones rebasaban los límites de las manos, y si te quedabas mirándola desde la punta de la nariz, podías sentir aquella fuerza concentrándose en su rostro y sin saber por qué imaginabas su culo. Es lo que se dice una mujer sugestiva, de esas que con cada gesto parece retarte. Galán, por su parte, no pasaba de su cara bonita y cuerpo de boxeador, para estos casos todo lo que busca es una niña.

Cerca de sus ojos soltó un par de palabras sutiles, algo así como...

—¿Estas bien?

—Si —contestó ella.

—¿Cómoda?—, insistió.

—Sí —respondió.

—Ahh.

—Umm.

Niña ya había cruzado las piernas veinte veces, mostrándole sus ligueros sin tangas, dejando ver el perfecto triangulo que había diseñado en su pubis, encima de la raja, que ya estaba húmeda y humeante. Había pasado sus manos por el cabello en forma provocativa, bajándolas explícitamente por sus tetas, pero a galán nada parecía hacerlo reaccionar. Su fama de perro bien comprobada lo salvaban de pasar por marica, pero ya niña parecía dudarlo.

Galán tampoco podía creerlo; no se le paraba. Su chimba se estremecía con cada movimiento de niña, la sentía, la verga, hinchada de sangre, lista para la acción, hasta hubo un momento en que sintió eso que se siente cuando se va a llegar, su semen a punto de salir, pero pasaba la muñeca disimuladamente, por su bien disimulado bulto, comprobando que solo era un pedazo de carne a medio despertar.

Niña empezó a decaer, de imaginarse su enorme pene apretado entre sus labios, subiendo y bajando desde el glande hasta las güevas, pasó a vislumbrase acariciando su pelo, dándole besitos de pesar al oído, eso les pasa a todos galancito… ya los dedos entrando a su cuca se sentían de ginecólogo jubilado. De tal modo que lo que antes era lujuria se había convertido en compasión.

Galancito no podía permitirse una risa burlona acompañada de ojos incrédulos al contemplar sus ruinas, menos conociendo los alcances de la lengua de niña, no la libidinosa, si no la chismosa claro, la viperina. Era de suponerse que lo contaría todo a la primera oportunidad, que junto con sus futuras oportunidades se irían a la mierda. Así que se decidió por bajar primero, haber si desde aquellas profundidades su imaginación ayudada de los gemidos de niña lograba sacarlo del letargo.

Niñita se secó, pero no se asustó, ni le importo si quiera, ese ya no era su problema. Mientras pobre galán hacia uso de lo único que a esas alturas podía tener duro, dándoselas de creativo, lamiendo aquí y luego allá, pasando del clítoris a los labios, en círculos, de arriba abajo, variando el ritmo, impotente también, de sacarle un solo gritito, ni de fastidio galancito…

Galán, galán, ¿qué diablos pasa galán? Al menos algo se agitaba y vergüenza parecía despertar, se subió de una y arremetió, pero no entro, nada dilataba, entre tanto ella se tocaba un pezón aburridamente mientras miraba el amoblado, los libros de la biblioteca, la tele, el equipo, hasta fijar la mirada en los viejos casetes de betamax, y los títulos indecentes, gargantas y vergas y chochos y culos y tetas y cachondeo galán; ¡sí por allí hubiésemos empezado!

No hay comentarios: